LA IGLESIA SOMOS NOSOTROS
El templo o el edificio donde nos reunimos no es la iglesia sino más bien son las personas que han creído el evangelio y siguen a Cristo como sus discípulos (Ef. 1:22-23, 2:19; 1 Co. 3:16, 6:19, 12:13; 2 Co. 6:16; 1 Pe. 2:5).
El cuerpo de Cristo, la iglesia de la cual Él es la cabeza, somos todos aquellos que hemos sido reconciliados con Dios. Por tanto, el hecho de que no podamos reunirnos en un edificio no significa que dejamos de ser la iglesia.
Esta verdad nos ofrece un fundamento sólido para saber cómo podemos seguir siendo iglesia, incluso durante esta cuarentena.
La cuarentena declarada por tus gobernantes no es una época de vacaciones y descanso
Lucas nos introduce a la primera iglesia de una manera extraordinaria y ejemplar en Hechos 2:42: “Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración”. Partiendo de esta descripción, quisiera compartir algunos consejos prácticos sobre cómo podemos crecer espiritualmente durante una cuarentena.
Persevera en la enseñanza
La enseñanza bíblica era una parte fundamental de la primera iglesia, ¡así como lo es para nosotros hoy!
Ante la imposibilidad de reunirnos, la iglesia ha tenido que reformular la manera de impartir enseñanza y promover la comunión entre creyentes. Esto refleja el llamado y la preocupación de los pastores por alimentar la grey de Dios en medio de circunstancias complejas, como también el hambre y deseo profundo de los creyentes, que sin importar los obstáculos, buscan la leche espiritual no adulterada de la Palabra de Dios (1 Pe. 2:2).
La cuarentena declarada por los gobernantes no es una época de vacaciones y descanso. Es un tiempo de resguardo y precaución frente una emergencia mundial que demanda nuestra prudencia. Si no podemos reunirnos como iglesia, entonces busquemos alternativas para seguir creciendo espiritualmente.
Si no podemos reunirnos como iglesia, entonces busquemos alternativas para seguir creciendo espiritualmente
Primero, echa mano de las riquezas y tesoros de la Palabra de Dios (2 Ti. 3:14). ¡Estudia la Biblia con tu familia! Esto podría sonarte un poco atemorizante, pero recuerda que no necesitas ser un pastor graduado de seminario para meditar en las Escrituras. Todo hijo de Dios, cuyo corazón es morada del Espíritu Santo, puede y debe estudiar la Biblia para su propio crecimiento y el de su prójimo. Aquí hay algunos recursos en línea que te pueden ayudar.
Segundo, manténte informado de las iniciativas y esfuerzos que tus pastores promueven localmente para compartir contigo el alimento espiritual. No dejes de ver el domingo como el día del Señor, apartado para meditar en su Palabra y descansar en Él. Si está dentro de tus posibilidades, haz uso de la Internet para conectarte con tu congregación local los domingos y recibir instrucción bíblica a distancia.
Y tercero, aprovecha los recursos de sana doctrina que te pueden ayudar en tu crecimiento espiritual. Lee un libro edificante o mira algún documental o película recomendada por tu pastor. También te recomiendo aprovechar nuestra plataforma gratuita de Cursos Coalición para profundizar en el estudio y comprensión de la Biblia.
Aunque esto no reemplaza el estudio de la Biblia en comunidad ni el congregarnos con la iglesia local, sí puede ser un medio útil de crecimiento en tiempos como los que vivimos.
Persevera en la comunión y el partimiento del pan
La palabra “comunión” viene del griego koinonia, que significa literalmente “compartir en común”, y se utilizaba para denotar intimidad y compañerismo general. Algunos estudiosos argumentan que el uso de esta palabra en Hechos 2:42 se refiere a comer juntos, mientras que otros creen que se refiere a la Cena del Señor. De cualquier manera, este texto revela una interacción profunda entre la comunidad de creyentes con el Señor y entre ellos.
El anuncio de la cuarentena nos obliga a bajar las revoluciones y recuperar algo que muchos habían perdido: la comunión con la familia
En medio de un mundo agitado y acelerado, el anuncio de la cuarentena nos obliga a bajar las revoluciones y recuperar algo que muchos habían perdido: la comunión con la familia. No veas la cancelación de los colegios y de tu trabajo en la oficina como una época de estrés y desesperación porque no tienes idea de qué harán tú y tu familia todo el día juntos en casa. Más bien, mira esto como una oportunidad invaluable de reconectar con los tuyos y fortalecer la unidad, el compañerismo, y la intimidad alrededor del evangelio.
De igual manera, no permitas que este tiempo de aislamiento te lleve a enfocarte tanto en ti mismo, que termines olvidando a tu prójimo. Hay muchas maneras en que puedes perseverar en la comunión y el partimiento del pan en estos días, pero aquí te doy al menos dos ideas: (1) Cuando vayas al supermercado, acuérdate de los más necesitados en tu comunidad, y pídele a Dios que te muestre cómo puedes compartir con otros aquello que Él te ha provisto; (2) Llama a tus hermanos en la fe y comparte la Palabra de Dios con aquellos que están afligidos.
Pídele a Dios sabiduría y creatividad para planificar tiempos devocionales con tu familia y alentar el corazón de tu comunidad en medio de una era individualista, saturada de tecnología, y llena de tanto temor e incertidumbre.
Persevera en las oraciones
El Evangelio de Lucas y el Libro de los Hechos nos permiten ver la importancia de la oración como parte de nuestra vida en comunidad. En el texto citado arriba, la oración podría referirse a las plegarias que se llevaban a cabo en el templo en ciertos horarios, pero vale resaltar que el énfasis del texto no está en nuestra vida íntima de oración, sino en la oración comunitaria.
Este tiempo de cuarentena en nuestros hogares nos invita a cultivar también nuestra vida de oración familiar
Quizás nos hemos acostumbrado a que las únicas oraciones que hacemos en familia son para bendecir los alimentos. Pero este tiempo de cuarentena y resguardo en nuestros hogares nos invita a cultivar también nuestra vida de oración familiar y comunitaria. Considera tomar tiempos para orar en familia por los miembros de tu iglesia, incluyendo a tus pastores y líderes, como también por los gobernantes de tu país.
Busca las oportunidades que estos tiempos difíciles nos ofrecen para conectar con nuestra comunidad de fe, para llamarlos y orar con aquellos que hoy necesitan una palabra de aliento, consuelo, y esperanza (Jn. 13:35).
Si no sabes cómo puedes orar en este tiempo, esta guía puede ayudarte.
Seamos una iglesia que persevera
Somos iglesia y crecemos cuando procuramos y cultivamos la perseverancia en el evangelio, en medio de las dificultades. Lucas nos dice que los primeros cristianos “se mantenían firmes” (NVI), “perseveraban” (RV60), o “se dedicaban continuamente” (LBLA) en la fe.
En el idioma original, esta frase transmite la idea de persistir obstinadamente en algo, y de hacerlo frecuentemente. Esta clase de perseverancia nos habla no solo de un interés profundo, sino también de una convicción profunda. Si somos la iglesia de Cristo, debemos mostrar una convicción e interés genuino por Dios y su reino, aún en medio de la pandemia.
Oremos que, cuando termine esta crisis, estas palabras también se puedan decir de nosotros: “Día tras día continuaban unánimes… y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios…” (Hch. 2:46-47).
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