Estudio Biblico 8/26/20

TIENDA FUERA DEL CAMPAMENTO

Como una señal de la distancia que Dios puso entre Él y su pueblo, Moisés trasladó la tienda de reunión fuera del campamento. 

(Éxodo 33:7) Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento.

En este momento aún no había sido construido el Tabernáculo según el modelo divino, pero si existía una tienda que Moisés apartó para orar. Esta se conoce en hebreo como: Ohel Moed, que literalmente significa: tienda de reunión o cita. Éste era el lugar donde Moisés se encontraba con el Señor (y en ocasiones especiales, el Señor lo llamaba a que subiera al Monte para hablar con él). El texto nos hace pensar que esta tienda estuvo un tiempo dentro del campamento, pero a partir de ese momento Moisés la sacó fuera. 

Cuando Moisés quería hablar con Dios, él se dirigía a la Tienda de Reunión, y el pueblo notaba cuando lo hacía.  

(Éxodo 33:8-10) Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba.

CARA A CARA

La relación que Dios tenía con Moisés era muy especial. La Biblia la describe así:

(Éxodo 33:11) Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero…

La expresión “cara a cara” significa: en persona, frente a frente. Sin embargo, esto no debe ser tomado literalmente porque la Biblia dice que nadie puede ver el rostro de Dios y vivir.

(Éxodo 33:20) Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.

Cuando Moisés entraba ante la Presencia de Dios, descendía una nube densa. De esa forma, él podía ver el resplandor de su gloria, pero la espesura de la nube lo protegía para que no muriera. Hasta que no seamos transformados y preparados para estar en Su Presencia pura, lo que podemos ver del Padre es a Su Hijo (Colosenses 1:15; Hebreos 1:3). 

(Juan 1:18) Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito de Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.

(2 Corintios 4:6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

PETICIÓN DE MOISÉS

En este capítulo vemos que Moisés se quedó muy preocupado por la idea de que Dios no fuera con ellos en el camino hacia la Tierra Prometida. Teniendo esto en mente, él fue a la Tienda de Reunión para hablar con Dios, tanto para consultarle lo que debía hacer como para interceder.

(Éxodo 33:12a) Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. 

Dios había instruido a Moisés que llevara al pueblo hasta la Tierra Prometida, y le ofreció que el Ángel del Señor los guiaría (Exo. 32:34). Sin embargo, hasta el momento Moisés no sabía quién era ese ángel, y pidió que se lo presentara. 

Por otro lado, Moisés trató de apelar la decisión del Señor:

(Éxodo 33:12b-13) Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.

Moisés sabe que la justicia no está del lado del pueblo, ya que ellos fallaron. Pero él apela a la “gracia” de Dios (palabra que repite tres veces en este párrafo).

“Gracia” en hebreo es: Jen, que también se traduce como: favor, aceptación, bondad. El diccionario lo define como un beneficio o un favor que se hace sin merecimiento particular. Es un don o regalo gratuito.

Moisés apela al entendido que él “ha hallado gracia a los ojos de Dios”, y por eso se atreve a pedir lo siguiente:

a.  Hazme conocer ahora tu camino, para que te conozca y halle gracia;

b.  Hazme conocer Tu recompensa;

c.  Considera que Israel es Tu pueblo, y no “de Moisés” (ya que repetidas veces, Dios había dicho a Moisés que el pueblo de Israel era “suyo”).  

Moisés no le está pidiendo a Dios que haga a un lado su justicia con tal de perdonar el pecado del pueblo. Más bien, lo que él pide es que el Señor le muestre Su voluntad en esta situación. Y esta petición la hace también a favor de todo el pueblo. 

Un Salmo de David refleja perfectamente la oración que aquí hizo Moisés:

(Salmo 25:4-14) Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.

Tanto David como Moisés reconocen que en Su misericordia, Dios no puede dejar de ser justo. Si Dios perdona a Su Pueblo no es para que sigan haciendo lo que quieran, sino para darles otra oportunidad de rectificar. Jehová es perfecto en justicia y en misericordia—y eso es lo que a veces nos cuesta entender.

Moisés defiitivamente conoce la justicia de Dios, pero también sabe que es misericordioso. Y por eso le pregunta cuál es Su voluntad en esta situación. 

La respuesta de Dios es la siguiente:

(Éxodo 33:14) Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.

Podríamos suponer que esa respuesta sería satisfactoria para Moisés; sin embargo, él siguió insistiendo. Tal vez quería asegurarse que la oferta no sólo aplicaría a su persona sino a todo el pueblo. 

(Éxodo 33:15-16) Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?

Sin ti no iré”. Sin duda esta es la frase que Dios quería oír. Fue la respuesta de alguien que ama a Dios con todo su corazón. Para Moisés, lo más importante era su relación con el Señor, y así debe ser para todo el pueblo. ¿De qué les serviría ganar el mundo si habían perdido a Dios? Lo que hace de Israel un pueblo especial es su relación con Dios—y nada más. El propósito de la Redención no es sólo llegar a la “Tierra Prometida”, sino “estar con Dios”. Moisés no quería ir a ningún lado sin Dios, y pidió lo mismo para el pueblo de Israel. 

La respuesta de Dios fue favorable:

(Éxodo 33:17) Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.

¿Por qué Moisés se atrevía a pedir con tanta libertad? La explicación la da Juan:

(1 Juan 5:14-15) Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.

INTERCESOR

Algo que no debemos perder de vista es que la función de Moisés como intermediario e intercesor sirve como sombra del rol del Mesías (Col. 2:17).

 (1 Timoteo 2:5-6) Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Juan presenta a Jesús como “el abogado defensor”, pero también como “la propiciación”:

(1 Juan 2:1-2) Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 

MUÉSTRAME TU GLORIA
Contando con la respuesta favorable de Dios (Exo. 33:17), uno podría suponer que Moisés quedaría satisfecho…pero él fue más allá. Moisés se atrevió a pedir algo más: 

(Éxodo 33:18) El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.

“Gloria” en hebreo es: “Kabod”, queliteralmente significa: peso. En un sentido figurado significa: esplendor, honra, majestad, poder, riqueza, suntuosidad.

Moisés quería más de Dios. Sabiendo que estuvo a punto de perderlo, se le abrió el hambre por más de Él. Moisés ya no podía vivir sin el Señor. Recordemos que Moisés ya había disfrutado de estar en la Presencia de Dios; sin embargo, estaba sumergido en la nube espesa, y ahora quería tener la oportunidad de verlo sin ese “velo”. 

Sin duda esta petición agradó al Señor. La pregunta es: ¿Cómo podría ver a Dios sin morir? Por supuesto, Dios lo consideró, y ésta fue la solución que dio:

(Éxodo 33:19-20) Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.

Dios accedió a la petición de Moisés de conocer más de Él. El Señor ofreció mostrarle su bondad y conocer Su Santo Nombre; sin embargo, no podría ver Su rostro. En cuanto a extender misericordia al pueblo, Dios se reservó ese derecho diciendo: “tendré misericordia del que tendré misericordia”. 

Pablo cita esta Escritura y explica que la misericordia divina no viene por pedirla, sino por la voluntad de Dios. 

(Romanos 9:15-16) Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

INSTRUCCIONES

A continuación, Dios le da instrucciones a Moisés para el encuentro:

(Éxodo 33:18-23) Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

Dios va a permitir que Moisés vea su bondad, su mano y sus espaldas, pero no su rostro ni su gloria (sólo el reflejo). La mano representa las acciones y las espaldas hablan de lo que ya pasó (el pasado); por otro lado, el rostro habla de lo que está por delante. Muchas veces no podemos ver o percibir cuando Dios está obrando en el presente, pero cuando vemos para atrás se hace evidente. En ese sentido, vemos “la Mano de Dios y Sus Espaldas”, pero no Su Rostro.  

La Biblia dice que veremos a Dios cara a cara hasta después del Milenio, cuando el Señor haga cielos nuevos y tierra nueva, y el Señor haga tabernáculo en medio de Su Pueblo (Apoc. 21 & 22)—porque ése también es el deseo de Dios.  

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